La Stadtbefestigung, conocida originalmente como Festung Forchheim, es una fortaleza impresionante que data de principios del siglo XVI. Situada en la encantadora ciudad de Forchheim, en la Alta Franconia, Baviera, este monumento histórico es un testimonio del rico pasado y la importancia estratégica de la región. Ubicada en el área metropolitana de Núremberg y al borde de la pintoresca región conocida como la Suiza Francona, la Stadtbefestigung es cariñosamente referida en el folclore local como la Puerta de la Suiza Francona.
La Stadtbefestigung es famosa por su formidable defensa durante la Guerra de los Treinta Años, repeliendo con éxito múltiples intentos de las tropas suecas de capturar la ciudad y, con ella, toda la región. Apodada el último bastión del norte de Baviera en su época, la fortaleza jugó un papel crucial en la preservación del catolicismo en el antiguo reino y el actual estado de Baviera. Junto con la Fortaleza de Rosenberg en Kronach, la Festung Forchheim fue fundamental para salvaguardar la estabilidad religiosa y política de la región.
Hoy en día, alrededor de un tercio de las fortificaciones originales, así como adiciones posteriores del siglo XVII, permanecen como monumentos integrados en los espacios verdes urbanos. Estas estructuras posteriores, con elementos barrocos, son una rareza arquitectónica en Europa Central. En Baviera, solo Würzburg cuenta con estructuras similares. Notables bastiones renacentistas de la muralla original se han conservado en perfectas condiciones, mostrando la importancia histórica y arquitectónica de la fortaleza.
La construcción de la Stadtbefestigung comenzó en 1552 por orden del Príncipe-Obispo de Bamberg durante la Segunda Guerra de los Margraves. A principios de ese año, tropas lideradas por Alberto Alcibíades, Margrave de Brandeburgo-Kulmbach, habían capturado la ciudad pero la abandonaron tres meses después. Claus von Egloffstein, al mando de las tropas imperiales, recapturó la ciudad para el Principado Episcopal de Bamberg. Para prevenir ataques similares, la ciudad se expandió hacia el sur y se transformó en una fortaleza fronteriza, siguiendo los avanzados modelos de arquitectura militar italiana de la época.
La construcción comenzó en 1553 con el bastión de San Vito al sur del Castillo de Forchheim, seguido por otro bastión cerca de la Torre Saltor en 1562. La esquina noreste estaba defendida por una torre de artillería redonda, y se construyeron cuatro puertas principales de entrada: la Puerta de Bamberg (1557), la Puerta de Reuther (1567), la Antigua Puerta de Núremberg (1570) y la Puerta de Sattler (1578-79). Los accesos al río sobre el Wiesent estaban protegidos por dos castillos de agua, de los cuales solo queda el del norte hoy en día.
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En vísperas de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), las defensas de Forchheim estaban en un estado de preparación, con gran parte de la construcción de la muralla del siglo anterior completada. El conflicto aceleró la construcción de estructuras militares más modernas y la finalización de defensas faltantes. La ciudad, con unos 20,000 hombres aptos de sus residentes y aldeas vecinas, estaba preparada para un asedio de un año, habiendo aconsejado a sus ciudadanos almacenar provisiones para tal eventualidad.
Durante la intervención sueca en la guerra, la Stadtbefestigung resistió con éxito varios intentos de captura. En marzo de 1633, un ataque sorpresa coordinado desde Núremberg fracasó, seguido por un asedio de seis meses que también resultó infructuoso. La resistencia de la fortaleza hizo de Forchheim un refugio para muchos residentes regionales y un lugar para resguardar sus bienes. Sin embargo, la presencia de numerosos soldados llevó a saqueos y violencia generalizados, poniendo en peligro la seguridad de la ciudad.
La renovación de la Stadtbefestigung continuó a lo largo del siglo XVII, culminando en mejoras significativas en la muralla sur. Los lados norte y sur de la muralla recibieron especial atención debido a la situación político-militar de la región. Al norte, la ciudad episcopal de Bamberg dependía de Forchheim y otras municipalidades para su protección, mientras que al sur, la colaboración de la ciudad libre (y protestante) de Núremberg con la Franconia católica resultó valiosa para la defensa territorial.
A mediados del siglo XVII, las nuevas fortificaciones, nombradas en honor a santos venerados en la región, siguieron el estilo de traza italiana. En 1655, se construyeron las defensas de Santa Cunegunda al este, seguidas por las de San Felipe en 1656. El bastión de San Valentino (1657) y las defensas de San Enrique (Dreikirchen) permanecen hoy en día, algunas en estados relativamente intactos o restaurados, otras en ruinas. Las fortificaciones más grandes y notables, las de San Pedro (bastión de Dernbach) en 1675 y las de San Martín (Neuwerk) en 1683, ya no existen hoy en día.
En 1706, el Príncipe-Obispo Lothar Franz von Schönborn encargó a Maximilian von Welsch, un destacado arquitecto alemán y experto en arquitectura militar, supervisar las mejoras y expansión de la muralla. La imponente estructura incluía diez bastiones conectados por largas cortinas, con un foso de 30 metros de ancho separándolos de las defensas exteriores. El acceso al río se facilitaba mediante un puente entre dos castillos amurallados, y las murallas, originalmente de 10 a 14 metros de altura, están ahora parcialmente enterradas.
La fase final de expansión coincidió con la modernización de la ciudad, con numerosos edificios administrativos y representativos erigidos en el centro de la ciudad. Arquitectos notables como Balthasar Neumann y Johann Michael Küchel contribuyeron al patrimonio arquitectónico de la ciudad, diseñando estructuras como los Cuarteles de Dragones y los Cuarteles del Comandante.
Con la secularización de la diócesis de Bamberg, la Stadtbefestigung pasó al Electorado de Baviera hasta 1806, cuando se convirtió en parte del Reino de Baviera. En 1838, el ejército bávaro revocó el estatus de fortaleza de la ciudad, considerando innecesarias sus defensas anticuadas. La ciudad adquirió gran parte de las fortificaciones para su demolición en 1875, un proceso lento que continuó incluso después de la Primera Guerra Mundial. Los materiales de las estructuras demolidas se utilizaron para varios proyectos de construcción, incluyendo el gimnasio municipal y la iglesia en Hallerndorf.
Hoy en día, la Stadtbefestigung se erige como un monumento histórico, ofreciendo a los visitantes un vistazo al pasado de Forchheim y su importancia estratégica en la historia bávara. Explorar los restos de esta otrora poderosa fortaleza es un viaje a través del tiempo, revelando la ingeniosidad arquitectónica y militar que dio forma a la historia de la región.
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