Ubicada en el corazón de Núremberg, St. Elisabeth es una joya de la arquitectura neoclásica que refleja la rica historia y el tejido cultural de la ciudad. Esta iglesia parroquial católica romana, situada en Jakobsplatz, es más que un lugar de culto; es un símbolo de resiliencia y esplendor artístico.
La historia de St. Elisabeth comienza en 1209 cuando el rey Otto IV donó el Reichshof, ubicado fuera de Núremberg, a la Orden Teutónica. Este regalo sentó las bases para una encomienda que incluía un hospital y una capilla dedicada a Santa Isabel de Turingia, canonizada en 1235. A pesar de los profundos cambios de la Reforma, St. Elisabeth permaneció como la única iglesia católica en la ciudad mayoritariamente protestante de Núremberg.
A lo largo de los siglos, la iglesia experimentó varias transformaciones. A finales del siglo XVII, se hizo evidente que la estructura gótica existente ya no podía acomodar a la creciente congregación. Así comenzó un largo proceso de negociación con el magistrado de la ciudad, que culminó con la demolición de la antigua iglesia en 1784 y el inicio de una nueva construcción en 1785.
El diseño de la nueva St. Elisabeth fue encargado a Franz Ignaz Michael Neumann, hijo del renombrado arquitecto Balthasar Neumann. La primera piedra fue colocada el 19 de mayo de 1785. Aunque Neumann falleció en 1789, el proyecto continuó bajo la dirección de varios arquitectos, cada uno aportando al diseño evolutivo. La construcción enfrentó numerosos contratiempos, incluidos problemas financieros y cambios de liderazgo, pero finalmente, en 1903, la iglesia se completó, 118 años después de su inicio.
La arquitectura neoclásica de la iglesia es una armoniosa combinación de elegancia y simplicidad. Presenta una rotonda central con una cúpula de 50 metros de altura, sostenida por 40 columnas. Este diseño crea tres espacios distintos pero interconectados, cada uno emanando un sentido de sacralidad y comunidad. Las columnas de tono rojizo son un guiño al Espíritu Santo, un tema considerado para una pintura de altar en el siglo XVIII.
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Al entrar, la grandeza de St. Elisabeth se despliega en capas. El área de entrada cuenta con una pila bautismal de 1903, junto a un llamativo relieve escultórico de la artista estadounidense Kiki Smith. La cúpula central está adornada con estatuas de los doce apóstoles, mientras que los altares circundantes dedicados a Santa Isabel, María, José y Tomás añaden un toque de arte divino.
El altar principal de la iglesia, elaborado en mármol blanco, ocupa un lugar central bajo la cúpula. Incrustada en el suelo frente a él, se encuentra una reliquia de Santa Isabel, ofreciendo una conexión tangible con la santa patrona de la iglesia. El área del coro está dominada por un grupo de crucifixión de piedra, con su cruz dorada capturando la luz en una serena muestra de fe.
Debajo de la iglesia principal se encuentra la cripta, un espacio originalmente destinado como bodega. Construida con arenisca rojiza, cuenta con una bóveda de cañón que le da al área un ambiente místico. La cripta alberga un tabernáculo adornado con esculturas de Heinrich Schreiber, que representan escenas bíblicas con profundo arte. Desde 2009, una estatua de Nuestra Señora de la Misericordia de Luis Rauschhuber se encuentra aquí, añadiendo al atractivo espiritual de la cripta.
El órgano de la iglesia, construido en 1903 por Bittner de Eichstätt, sigue siendo el más antiguo de Núremberg. Sus 35 registros y secretos de conos neumáticos producen una rica gama de sonidos que enriquecen la experiencia litúrgica. El órgano fue restaurado entre 2010 y 2013, asegurando que sus melodías continúen resonando en los espacios sagrados de la iglesia.
St. Elisabeth no es solo un monumento histórico, sino un centro vivo de fe y comunidad. Las celebraciones eucarísticas regulares y los servicios únicos de Nightfever invitan tanto a locales como a visitantes a experimentar sus ofertas espirituales. La iglesia también está abierta diariamente para la adoración eucarística, proporcionando un retiro pacífico del bullicio de la ciudad exterior.
En conclusión, St. Elisabeth en Núremberg es una cautivadora mezcla de historia, arquitectura y espiritualidad. Sus muros resuenan con las historias de una comunidad que ha soportado siglos de cambio, siendo un faro de fe y un testimonio del espíritu perdurable de Núremberg. Ya sea que te atraiga su belleza artística, su significado histórico o su profundidad espiritual, una visita a St. Elisabeth ofrece un viaje memorable al corazón de esta vibrante ciudad.
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